Me tienes, me sueltas, me atrapas, me quiebras. Me dejas caer y me sostienes, esa sensación de sentirme cayendo eternamente y tocar finalmente tus brazos alcanzarme.
Verte, a lo lejos, esquiva, impura, maldecida por tanta belleza, me duele verte lejos y saberte cerca, me angustia mirarte de espaldas, no ver que me miras.
Me gusta imaginar que me extrañas a tu lado, que buscas mi sonrisa, que tus manos se desviven por acariciar mi sombra. Y en la penumbra te descubro, taciturna, tranquila, posando para mí, yo, perpleja voy a tu encuentro, ¿me esperabas?, no, siempre te llevo conmigo.
mis manos se desvivieron esa noche para acariciar lo que realmente me electrocuta
ResponderEliminar