miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Una simple fachada?

Cuando la estima a uno mismo se vuelve incauta y no te llenas, más que de ideas auto indulgentes, es ahí cuando hay que replantearse quienes somos realmente, que tenemos, que ofrecemos, cuanta gente hay a nuestro alrededor. ¿Es todo lo que ves frente al espejo o hay más?

No necesito palabras complacientes, frases de aliento o una excesiva positividad, lo real está ante nuestros ojos, todos los días, a toda hora.

Hay que detenerse, no importa si todos siguen caminando.

Hay que escuchar, no importa si todos siguen hablando.

Hay que sentir, no importa si todos siguen inertes.

Haberme expuesto una vez más, ha sido como mirarse al espejo y tener una revelación, una epifanía a medias.

Hay que actuar, no importa si todos siguen ensayando.