Una sonrisa que se esconde
detrás de unos cálidos labios.
No hay escape a tu mirada,
me atrapas sin quererlo.
Siento tus silencios,
beso tus palabras
y descubro tu piel.
Esa piel que acaricia
mis manos cansadas.
Recuerdo tu aliento,
huelo tus pensamientos
y todo me parece bello.
Esa suavidad que penetra
mis sentidos, que me devuelve
la conciencia de tu imagen,
el deseo de tu figura.
Las palabras nunca son suficientes,
castillos de arena que se desvanecen con el viento.
Por eso elijo aquello que persiste,
tu mirada.
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