viernes, 8 de mayo de 2009

Sin rumbo fijo

Que más da, un alba o un atardecer. Esta maldita inconformidad nos hace pobres y mediocres, mendigos de una vida imposible. Una cárcel gigante con barrotes invisibles que nos ata sin remedio, a vivir esa vida absurda con sentidos vanos y alegrías inventadas.

¿Qué es real? ¿Qué es puro? ¿Acaso queda algo que no esté enviciado por ese olor nefasto a insatisfacción constante? Esa mugre resbalosa nos hace caer al vacío.


Uno tarda en darse cuenta. Algunos terminan creyendo que hay una salida, una solución ¿Existe tal solución o solo pequeñas dosis de una momentánea lucidez?

Y dice Alejandra “la sombra no muere y mi amor solo abraza a lo que fluye”

¿Acaso la solución que menciono no contempla ese amor que abraza lo inesperado, lo oculto que está por aparecer, lo sombra que intenta convertirse en luz?

No hay comentarios:

Publicar un comentario