sábado, 2 de mayo de 2009

Despedida


La música desafina los errados acordes,

la velada se vuelve escandalosa y sin gracia.


Tus manos frías, temblorosas,

las pequeñas uñas clavadas en mi piel.

Tu voz insoportable, mudas palabras.


Las pálidas mejillas amortiguan esos ojos tristes.

Tu mirada absorta, cuantas lágrimas no confesadas.


Entre tanta amargura y desencanto,

encuentro una salida, escapar de ese túnel

lleno de voces que enloquecen y aturden.


Solo quiero escucharte no decir nada.

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